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Por qué las empresas revisan sus datos en el regreso a la vida de oficina

Los datos sobre el entorno laboral aportan ideas personalizadas sobre cómo las empresas pueden proteger mejor a sus empleados al reabrir las puertas de sus oficinas

28 de mayo de 2020

El uso de datos sobre los lugares de trabajo ha crecido en años recientes a medida que los propietarios y las empresas optimizan los espacios para proporcionar una mejor experiencia.

Pero en las próximas semanas, cuando las oficinas cerradas por la pandemia de COVID-19 reabran gradualmente, los equipos de gestión administrativa y los propietarios buscarán cada vez una mayor cantidad de datos que apoyen la implementación de cambios fundamentales en sus planos y servicios.

“Esperamos un cambio fundamental en la experiencia laboral”, dice Lee Daniels, Gerente Global de Producto en estrategia de trabajo y ocupación y líder de experiencia en Europa, Medio Oriente y Asia en JLL. “La seguridad y el bienestar de los empleados es ahora la prioridad número uno para todas las empresas”.

Lo que significa introducir y hacer cumplir las medidas de distanciamiento social y replantearse las prácticas normales dentro de las áreas comunes.

“Entender quién está en cuál espacio, durante cuánto tiempo y a qué hora, será clave para crear estrategias que sirvan para administrar el flujo de personas y garantizar que los espacios de oficina se usen correctamente”, dijo Daniels. 

Revisando cifras

“Aquí es donde los datos cobran relevancia proporcionando una imagen mucho más precisa que las observaciones anecdóticas”, dice Jeff Josephson, Director Senior de servicios tecnológicos en JLL Estados Unidos.

“Para poder administrar de manera efectiva es necesario medir”, dice. “Los datos eliminan las suposiciones humanas que pueden comprometer tanto tiempo como recursos al resolver problemas que tal vez no existen”.

Prácticamente, los datos que monitorean los niveles de ocupación ya se están recopilando en muchos lugares de trabajo, ya sea a través de las tarjetas magnéticas individuales, registros de uso de red o sistemas de reserva de salas de reuniones.

“Estos conjuntos de datos pueden ayudar a realizar análisis significativos e informar a las empresas sobre cómo promover el distanciamiento social en el trabajo”, dice Josephson.

También es posible medir los niveles de ocupación en áreas específicas, monitoreando y reuniendo información a través de sensores, que las empresas pueden usar para comprender mejor el comportamiento de sus empleados y su impacto general en el lugar de trabajo.

Y aunque todas las oficinas tienen áreas en uso constante, desde baños y áreas de reuniones informales, los datos pueden resaltar preguntas específicas para cada empresa.

“¿Por qué, por ejemplo, todos los martes y jueves por la tarde están más ocupados en la oficina?”, cuestiona Josephson. “O ¿por qué nadie usa esta sala, mientras que la del otro lado del pasillo está siempre ocupada? Estas preguntas, cuando se responden, pueden conducir a un aplanamiento de utilización y un mejor uso general del espacio”.

Durante la fase de recuperación del coronavirus, este conocimiento podría ayudar no solo a redistribuir los escritorios en todo el espacio disponible, sino también a informar cómo los empleados deben equilibrar su ingreso a la oficina con el trabajo remoto.

Igualmente, si los datos muestran que los empleados se están congregando en ciertas áreas, por ejemplo, en torno a las cafeteras o fotocopiadoras, las empresas podrán implementar diferentes políticas de uso.

Protegiendo la privacidad de los empleados

Con la tecnología tomando un papel principal en la gestión del brote y la recuperación del coronavirus, abundan las preocupaciones sobre la privacidad personal.

“Inicialmente, los datos no pueden ser anonimizados a partir de elementos como acreditaciones de seguridad, pero deberían serlo si las empresas lo usan para crear lugares de trabajo más seguros en vez de controlar a sus empleados”, menciona Josephson. “Con los sensores la cuestión es poder identificar a un ser humano, no va más allá de eso”.

Para las empresas que no tienen conjuntos de datos existentes en los que confiar, se pueden establecer políticas y objetivos utilizando referencias y recomendaciones a medida que se vuelven a poner en marcha. Sin embargo, en los próximos meses, la creación de sus propios conjuntos de datos para personalizar su respuesta podrían fortalecer su futura planificación de continuidad del negocio.

“Debido a que la pandemia de COVID-19 tiene el potencial de convertirse en un fenómeno cíclico, emergiendo nuevamente en el invierno, podría ser beneficioso implementar un programa de mediación ahora para asegurar su preparación llegado el momento”, sugiere Josephson.

“La recopilación de datos no es lo único que se puede hacer. Al analizar su flujo continuo, las empresas pueden continuar adaptando su estrategia y diseño en el lugar de trabajo e incluso repensar su necesidad de espacio en arrendamiento a largo plazo”.

Sin embargo, para las empresas, la nueva normalidad en el lugar de trabajo posterior al COVID-19 requiere que entiendan a sus empleados y su espacio de una forma más profunda que nunca antes.

“Las medidas de distanciamiento serán toleradas en la oficina en el corto y mediano plazo”, dice Josephson. “Pero todavía hay un elemento muy humano en esto: las personas no quieren sentarse en oficinas medio vacías con poco sentimiento de colaboración”.

“Realizar un correcto reingreso a la oficina será clave para incentivar el compromiso y el bienestar de los empleados, y los datos recopilados a través de múltiples fuentes serán una parte importante para conseguir esto”.